6 escenas míticas del cine rodadas en un ascensor
El mundo del séptimo arte nos ha demostrado en más de una ocasión que hasta los sitios más inesperados pueden ser el escenario perfecto para el desarrollo de una trama: centrales eléctricas, paisajes abiertos, áticos, rocas del desierto, monumentos… La lista de lugares que han sido usados por los directores en sus grabaciones es casi infinita, y en este artículo vamos a enfocarnos en los ascensores, unos aparatos de enorme fuerza visual para determinados momentos cinematográficos.
A continuación, podrás descubrir algunas escenas memorables en ascensores que han pasado a formar parte de la historia del cine.
Ascensores y el cine, una combinación de altura
Son muchas las películas con secuencias en ascensores que perduran en la memoria de cualquier amante de este arte. Entre todas estas obras imperecederas podemos destacar las siguientes:
- Misterioso asesinato en Manhattan: Un muerto, la claustrofobia y mucho sentido del humor son los ingredientes que le bastan al genio de Woody Allen para hacer, en solo tres planos, una de las mejores escenas en ascensor de la historia del celuloide. Desternillante e ingeniosa por partes iguales.
- Drive: Hablar de Drive es hablar de arte en estado puro, cine de acción como nunca se había visto. Así lo confirma la escena del ascensor; una maravilla visual, con un Ryan Goslin y una Carey Mulligan que quitan el habla.
- Amar: La única española de nuestra lista. El ascensor se convierte en el lugar perfecto para que los personajes de Laura y Carlos den rienda suelta a la pasión.
- Infiltrados: No podía faltar en la selección esta joya de Scorsese, donde el ascensor cobra una importancia vital a la hora de resolver un entramado realmente inquietante, tejido de forma magistral durante casi 3 horas.
- El resplandor: La película de terror del maestro Kubrick guarda una escena inolvidable donde litros de sangre inundan los ascensores del misterioso hotel Overlook. Tan perturbadora como magnífica.
- 500 días juntos: Esta película romántica guarda un momento en un ascensor de una sensibilidad implícita impresionante y un gusto artístico intachable.